Recomendaciones de libros
Título: Bumerán Chávez
Autor: Emili J. Blasco
Editor: Createspace
Páginas: 374
Precio: 14.82 euros
ISBN: 978-1511522830
Emili J. Blasco (Barcelona, 1963) es doctor en Comunicación por la Universidad Ramon Llull y ha trabajado como corresponsal para el periódico ABC en Washinton DC., Londres y Berlín. Ha publicado Berlín a conciencia, una guía histórica de la capital alemana; y, recientemente, Bumerán Chávez (Createspace, 2015), con la colaboración de The Center for Investigative Journalism in the Americas (CIJA). En 2014 recibió el Premio Vocento de Periodismo por su trabajo de investigación acerca de la enfermedad terminal de Hugo Chávez.
Lo que en primer término llama la atención de Bumerán Chávez no es su ingenioso título –que proyecta la imagen de un arma arrojadiza contra el imperio yanqui que regresa y hace añicos la Venezuela chavista–, sino el hecho de que el libro, sin duda esencial, no lo haya publicado una editorial de prestigio (Createspace es una magnífica y eficiente plataforma de autoedición). Deduzco que el trabajo de Blasco, que ha asumido un gran riesgo personal publicándolo, ha asustado a todos los editores. Porque este libro, no cabe duda, compromete a cualquiera que se asocie con él.
No cabe aquí un análisis literario, pues se trata de una obra de carácter divulgativo sobre hechos históricos seculares que afectan a Venezuela y a todos los países que han establecido relaciones geopolíticas con el régimen chavista durante su largo e inacabado mandato. El libro –que aporta una cantidad ingente de datos, la mayoría interrelacionados– está estructurado en capítulos temáticos que, a su vez, se subdividen en apartados relacionados con la tesis de cada capítulo. Aunque la prosa es diáfana y precisa, la gran cantidad de datos aportados y la complejidad de las tramas expuestas dificultan un tanto la lectura, a lo que contribuye también la repetición de información a lo largo de los once capítulos. Considero que un mayor ejercicio de síntesis habría beneficiado a la obra, si bien es cierto que ordenar tanta información como la que manejaba el autor supone un arduo trabajo y una tarea muy complicada.
La credibilidad de la información vertida en este libro –de fuerte carácter incriminatorio– está sustentada en el testimonio de personas que han formado parte de la cúpula chavista o que han trabajado a las órdenes del difunto Comandante Hugo Chávez, como Leamsy Salazar, responsable de la seguridad en el Palacio de Miraflores; el juez corrupto del Trinunal Supremo Eladio Aponte; Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y número dos del chavismo en la actualidad; así como varios topos cuya identidad Emili J. Blasco no ha desvelado. Algunos han hablado porque, tras caer en desgracia en el seno del chavismo, se exiliaron a Estados Unidos y permanecen allí como testigos protegidos. Otros porque saben que, tarde o temprano, caerán en desgracia y están preparándose un salvoconducto.
¿Qué terribles revelaciones aporta Bumerán Chávez, apoyadas en numerosas fuentes de fiabilidad indudable? En primer lugar, que Hugo Chávez siempre tuvo en mente erigir un Estado autoritario enmascarado de democracia. En segundo lugar, que el chavismo cedió la mayor parte de su soberanía a Cuba, que diseñaba los planes estratégicos que después Chávez ejecutaba. En tercer lugar, que la clave de la expansión ideológica del chavismo fue su enorme potencial petrolífero y que, a pesar de la ingente riqueza que emanaba de los pozos venezolanos, Chávez y sus adláteres malversaron estos recursos durante todo su mandato, llevando al Estado a una situación de bancarrota. En cuarto lugar, que la cúpula chavista, auspiciada por la logística cubana, manipuló de forma flagrante las elecciones en que Hugo Chávez fue reelegido y las que dieron como vencedor a Nicolás Maduro en los últimos momentos de la jornada electoral. En quinto lugar, que los chavistas coaccionaron y finalmente sometieron al Poder judicial. En sexto lugar, que, mientras Hugo Chávez ponía en marcha las célebres Misiones sociales con el único fin de conseguir votos suficientes para perpetuarse en el poder, sus subordinados de mayor rango fueron construyendo, bajo su supervisión, un narcoestado del que ellos mismos, las FARC colombianas, la Hezbolá iraní y otros carteles secundarios se beneficiaban (y la droga que no se exportaba penetraba en la sociedad venezolana, perjudicando enormemente a las clases mas desfavorecidas y vulnerables). Y, en séptimo lugar, que, como consecuencia de desastrosos pactos económicos, Hugo Chávez permitió que países extranjeros desarrollasen grandes proyectos empresariales en Venezuela, en detrimento de la empresa privada autóctona; o permitió, asimismo, que muchos productos básicos fueran exportados a Venezuela desde otros países latinoamericanos, con lo cual dejaron de producirse, como era habitual, en la república bolivariana; el resultado: una severa pérdida de autonomía y de competitividad de la sociedad Venezolana, colapsada en la actualidad debido a la gestión negligente y criminal del régimen chavista.
Especialmente interesante para los lectores españoles es el capítulo en el que Emili J. Blasco explica de qué modo han estado vinculados el Gobierno chavista y la fundación CEPS, a la que pertenecen Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, entre otros militantes del partido político Podemos. El autor demuestra fehacientemente que esta fundación de estudios políticos, por mediación de sus expertos, asesoró durante años al régimen chavista, por cuyo trabajo percibieron más de tres millones de euros; demuestra, además, que ese asesoramiento contenía consignas inmorales e incluso ilegales, como las escuchas a miembros de la oposición (esta información, divulgada previamente en prensa escrita, llevó a CEPS a querellarse, pero perdió el pleito). Demuestra el autor, finalmente, que CEPS, basándose en las teorías del Nuevo Constitucionalismo, fue la artífice de la creación ideológica, con voluntad intervencionista, que cristalizó en el partido Podemos, como atestigua el constitucionalista argentino Guillermo Lousteau –presidente del Inter-American Institute for Democracy–, que acudió a un seminario ofrecido en Valencia por sus impulsores.
Son muchos los personajes deleznables que figuran en este libro. Pero todos palidecen ante la figura de Hugo Chávez, que, a tenor de los hechos, se revela como un psicópata esencial a la altura de los más influyentes psicópatas geopolíticos de la Historia. Un psicópata implacable que, en asociación con otros psicópatas y caracterópatas, construyó un Estado patocrático (en la línea de lo que se expone en La ponerología política, de Andrezej M. Lobaczewski) que aún perdura.
El cerco en torno al chavismo está ya cerrado. Aunque a los chavistas siempre les quedará el argumento infecundo de que la obra de Emili J. Blasco es otra gran falacia pergeñada por el Imperio yanqui.
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