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Título: Conversación
Autor: Gonzalo Hidalgo Bayal
Editorial: Tusquets
Páginas: 240
Precio: 17 euros
ISBN: 978-84-8383-348-3
Gonzalo Hidalgo Bayal (Cáceres, 1950) es un narrador de gran talento que comenzó a publicar en minúsculas editoriales que no lograron difundir adecuadamente sus obras. De esta etapa caracterizada por la invisibilidad son los ensayos Camino de Jotán (1994) y Equidistancias (1997); y las novelas Mísera fue, señora, la osadía (1988), El cerco oblicuo (1993, 2005), La princesa y la muerte (2001), Amad a la dama (2002), Paradoja del interventor (2006) y El desierto de Takla Makan (2007). El autor no recibió un reconocimiento que estuviera a la altura de su obra por parte de crítica y público hasta que la editorial Tusquets decidiera rescatar para su catálogo Paradoja del interventor, novela que ya había recibido profusos elogios del influyente y certero Rafael Conte. Desde entonces, Bayal ha publicado Campo de amapolas blancas (Tusquets, 2008), El espíritu áspero (Tusquets, 2009), indudablemente su obra maestra; y Conversación (Tusquets, 2011), recopilación de relatos en la que se centrará nuestra reseña:
En estas narraciones mayoritariamente extensas de Conversación se aúnan los rasgos distintivos de la literatura de Bayal: la experimentación lingüística, que da como resultado una prosa pulcra e imaginativa, de considerable complejidad sintáctica; la integración de referencias y tópicos de la antigüedad grecolatina, que dotan a los textos de un elevado grado de erudición; y la predilección por los discursos filosóficos, en los que el propio pensamiento filosófico de los narradores dialoga con los de filósofos insignes. Así pues, esta combinación de elementos produce siempre una literatura culta y exigente, que se sitúa muy por encima —en cuanto a la calidad, la relevancia y la posibilidad de perdurabilidad— del producto literario estándar que ha fabricado el mercado editorial.
Aunque los relatos de Conversación son, desde un punto de vista argumental, muy distintos, el volumen es homogéneo y está repleto de intertextualidades; además, son varios los conceptos que engarzan todas las narraciones. Así, en la mayoría de relatos hay narradores testigos que filtran el discurso de una segunda voz que se convierte en el foco; suele haber, además, espectadores que escuchan con atención esos discursos, y que no siempre lo hacen en silencio. Nos encontramos, pues, ante un tejido polifónico en el que los discursos se superponen. En todos los relatos se produce, en suma, una conversación o el simulacro de una conversación.
La idea que vertebra todas las narraciones es la de que los seres humanos solo conocemos a los demás por mediación de lo que ellos nos cuentan o de lo que se cuenta de ellos; la idea aún más profunda de que el conocimiento que el Hombre extrae del mundo es inevitablemente especulativo: “[…] cada persona lo sabe o ignora todo de la otra, cada persona es para la otra solamente lo que dice y lo que cuenta, cada persona es el relato oral de su autobiografía, de modo que, durante semanas, o durante meses, depende del ritmo de los encuentros y de las conversaciones […]” (p. 158).
Estas ideas, que se ramifican en otras muchas, aparecen diseminadas en los cinco relatos que constituyen el volumen: En Kale heméra, el más breve de la colección, un joven profesor de lenguas clásicas acude a la casa de una insatisfecha mujer casada, de mediana edad, para impartirle clases; el relato es magistral en el sutil retrato psicológico de los personajes y en el modo en que sintetiza las relaciones entre frustración y deseo. En Corzo, relato excelente, las dos versiones excluyentes sobre un suceso aciago ponen de manifiesto la imposibilidad de acceder a una verdad fiable en un mundo esencialmente especulativo. En Aquiles y la tortuga, el mejor relato del volumen (magistral de principio a fin), un literato relata a sus contertulios la trayectoria vital de Petrus, antiguo compañero de clase, desde que éste decide dedicarse por completo a la filosofía hasta que, accidentalmente, cambia la especulación filosófica por los negocios textiles y termina convirtiéndose en uno de los empresarios más exitosos del mundo (este relato, insistimos, es una auténtica joya). Monólogo del enemigo —que narra la prolongada y encarnizada rivalidad de dos antiguos compañeros de clase— no está, sin embargo, a la altura del resto de relatos de la obra: el punto de partida de la narración se nos antoja inverosímil, así como algunos pasajes intrincados de su desarrollo. Por último, Reparación —que relata la obsesión de un hombre que parece estar fuera del espacio y del tiempo por la rutina de otro hombre al que observa brevemente todos los días desde la ventana de su domicilio— es el relato más hermético, filosófico y especulativo de todos; y el único que podríamos calificar de kafkiano (en este sentido, nos recuerda mucho a Paradoja del interventor, aunque los argumentos sean muy diferentes); se trata de un relato notable, a pesar de su monotonía y sus ideas recurrentes.
Bayal, en definitiva, demuestra de nuevo su maestría y madurez narrativas. Porque Conversación es, probablemente, el mejor libro de ficción que se publicó en 2011.
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